Entre espinas y nopales

A partir de mañana tendré una semana bastante peculiar. Hacia el mediodía, me dispongo a cubrir la tercer semana de un curso de Dreamweaver que estoy dando en la delegación Milpa Alta; de ahí me lanzo al Centro Coapa de la DGSCA para dar un curso de Flash para chavitos.

Lo malo de ser "profesional independiente" es que, simplemente no puedes apersonarte en una institución de seguridad social y pedirle al médico en turno que te diga qué te pasa que andas como ido, todo flaco-ojeroso-cansado-y-sin-ilusiones, como para que el galeno te diga "fátiga crónica, mi estimado" y entonces ¡zas! que te recete vitaminas y un par de días de asueto para liberar el estrés.

Si de por sí, ya me chocaba el viajecito de hora y media a la provincia del D.F., imagínense si no me repatea tener que regresar con la tripa de farol al mentado curso para pubertos. Sin embargo, me doy cuenta de que tengo muy bien puesta la camiseta de la UNAM, pues no cualquiera hubiese aceptado andar del tingo al tango por cinco delegaciones al sur de la capirucha, mucho menos, lidiar con la bola de chamacos que, de seguro, los mandan sus sacrosantos jefecitos, para que no se la pasen en la casa de bolsas.

Lo único chido de aventarme tan largo peregrinar, es que he leído un par de libros, lo malo es que han sido bastante mediocres (pa' mis pulgas, pues). Me he preparado con otro, pero como es de valores morales y esas cosas, quizá me va a dar por cabecear más de lo debido en el microbús al que me trepe.

Alguna vez escuché una soberana estupidez, por parte de uno de esos ídolos de barro autoproclamados "podcasters", decía que "el DF no es tan grande como la gente piensa". ¡Chingá! si no es "tan grande", entonces lo invito a chutarse el recorrido que me aventé la semana pasada: Del centro de Milpa Alta a la UAM Azcapotzalco, nadamás por tener que recoger un cheque ur-gen-te-men-te... ¡Cha!

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