Los viejitos se ponen cachorros

Recuerdo una escena de "Little Miss Sunshine" en la que el abuelo le pide a uno de los personajes que le consiga revistas pornográficas para entretenerse en el camino, lo que a más de uno le parece absurdo (y por lo tanto, cómico); sin embargo, no es la opinión de médicos geriatras de Dinamarca, quienes han prescrito "pornografía y prostitutas para los abuelos". Y si esto no le parece lo suficientemente raro, entérese de que un zoológico ha decidido utilizar películas porno para un panda en Tailandia.

En el caso del panda, concedo a la veterinaria el privilegio de la duda, pues ya se verá si tiene éxito su experimento, culminando en la procreación de otro panda gigante -el cual, por cierto, sirve como imagen del logotipo de la World Wildlife Foundation, ya que se halla en peligro de extinción-; no así en el caso de los geriatras daneses, pues me parece un desatino que expongan a los ancianos a material pornográfico, cuando están documentadas las causas naturales por las que el ser humano en la vejez pierde interés en las actividades de índole sexual (¿a alguien le vino a la mente la frase de "la naturaleza es muy sabia"?).

Como es prácticamente imposible darle seguimiento a noticias de este tipo, quisiera aprovechar el tema -la pornografía- para referir algunas opiniones en contra de la misma. Comencemos con una breve definición enciclopédica, tomada de la Wikipedia:

Pornografía es un conjunto de materiales que muestran órganos genitales o actos sexuales y que se exhiben y/o contemplan con una determinada actitud que, normalmente, tiene por objeto la masturbación o, al menos, excitación de quien busca este tipo de materiales.

Hasta aquí, son comprensibles y justificables terapias sexuales orientadas a elevar la líbido de sus pacientes -como en el caso del panda-. Pero cuando la pornografía se convierte en el principal acicate para promover conductas racistas, degradantes y antisociales, es preciso tomar conciencia de ello. Bástele saber al lector lo que denuncia la periodista Lydia Cacho, como ejemplo del resultado de una sociedad misógina: Cada 18 segundos una mujer es violada en México.

Para saber más:

Comentarios

  1. Anónimo10:57 p.m.

    Me recuerda el significado de DOMAI un famoso sitio de pornografía nice: Dirty Old Men's Association International.
    Bueno, además estoy de acuerdo con lo que dices y con la crítica que haces a lo que la pornografía puede provocar.

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