Desastre azul

Para los que vieron el partido de anoche en el cual se enfrentaron Cruz Azul y Necaxa es indudable que los hidrorrayos le propinaron un baile a los cementeros. El marcador de 3 a 2 , favorable al equipo de Aguascalientes quizá dista mucho de ser reflejo fiel de las circunstancias del partido; ya que el equipo rojiblanco generó tantas oportunidades de gol que los celestes ya no veían lo duro, sino lo tupido -y esta podría ser la única explicación a la saña con la que Salvador Carmona, en su impotencia, golpeó al necaxista Everaldo Barbosa-.

El encuentro presentó todas las irregularidades del torneo Interliga, destacando el mal arbitraje por la forma en la que se violentaron ambas escuadras, lo cual no influyó en la forma en cómo el Necaxa se adueñó de las acciones del partido. En parte, se explica que los hidrorrayos hayan sido superiores debido a que cuentan con un técnico con capacidad sobrada para sacar provecho de las cualidades de sus jugadores; por otro lado, el estratega celeste Isaac Mizrahi, desaprovechó la oportunidad de probar variantes ofensivas, dada la ausencia de tres de sus jugadores titulares (Gerardo Torrado, Israel López y César Delgado). El Necaxa aprovechó el vacío en la media cancha azul y de ahí para adelante se dedicó a bombardear la meta del "Conejo" Pérez, quien en no pocas ocasiones se impuso para salvar su portería.

Hasta hace poco, se podía decir que los equipos que se le indigestaban al Cruz Azul eran los equipos defensivos; pero ¿qué justificación se tiene para esta derrota sufrida a manos de un rival que jugó un fútbol abierto, con excelente toque de balón y jugadas bien hilvanadas desde el propio terreno? Para La Máquina la cuesta de enero no es económica, incluso, parece que el único que podrá reverdecer los viejos laureles del subcampeonato en la Libertadores es José Luis Trejo, hoy técnico de un renovado Necaxa con auténticas ganas de sobresalir.

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