IronJuan

Por fin llega a la pantalla grande esta historia vertiginosa en la que el joven, millonario y bien parecido, Juan Stark, heredero del grupo empresarial llamado GES (Gastando En Sobornos, aunque otros, menos informados asuman que es el Grupo Energético del Sureste) accede rápidamente a un puesto de elección popular y, posteriormente, se convierte en la única persona capaz de susurrarle al oído al presidente.

Todo marcha sobre ruedas hasta que las lenguas viperinas y calumniadoras de los empleados de Gobernación -curiosamente, la secretaría de estado que Juan dirige(?)- filtran información clasificada en la que se demuestra que el ministro no es mejicano, sino ezpañol, haciendo que salga de sus cabales y, al grito de "Soy totalmente Palacio", emerja su alter ego, IronJuan, el hombre de yerro.

A partir de aquí, los tintes de comedia de esta cinta son una delicia para los espectadores. En su intento de demostrar que es mejicano, IronJuan convoca su amigo militar, el Tomandante Gelipollas, para que, por sus presidenciales tanates, lo declare inocente y hasta le otorgue una indulgencia plenaria per saecula saeculorum. El buen Gelipollas, ebrio de poder y montado en su triciclo Apache, hace venir a su séquito de lamebotas para ver qué solución pueden dar a estas menudencias y resuelven emitir una serie de spots con Juan paseando en Xochimilco y comiendo jícamas con chile.

Al ver que Gelipe nomás no lo saca del apuro, IronJuan comete yerro tras yerro para tener una salida decorosa -por la puerta de atrás, tal como entró su patrón-, y así poder seguir dedicándose al negocio familiar: ponerse la del Puebla con el funcionario local en turno.

Hacia el final de la película, resulta imperdible el crossover con el personaje del Dr. P. G. Lagarto, en el cual, tras una trágica guerra de spots, IronJuan emerge como el adalid petrolero que siempre quiso ser. Armado con su traje de latón del diseñador de la Lagunilla, Hermenegildo Sánchez, Juan confina al Dr. P. G. Lagarto, en el Palacio Legislativo, con la advertencia de que, si insiste en ser el malandro de la peli, lo manda a la cárcel de alta seguridad Los Pinos, desde donde no podrá impedir que se haga lo que la oposición quiere. ¡Acción! ¡Comedia! ¡Romance! ¡AFI's y ZETAS! IronJuan es una película en la que cualquier mejicano puede verse reflejado y ¡olé!

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